martes, 31 de marzo de 2020

CORONAVIRUS "EL LIDERAZGO EN ACCIÓN"

                                                    


CORONAVIRUS COVID-19 
                                PANDEMIA  Y  LIDERAZGO

  • Cómo me gustaría recordar lo que hice durante la pandemía
  • Sentir que actué adecuadamente
  • Quién me gustaría ser para mi y para los otros cuando esto culmine
Hay momentos donde es necesario activar la acción. Hay situaciones como la actual con esta pandemia del Coronavirus 19, donde los límites se estrechan.
Este es un momento donde todo lo que se aprendió tiene que ponerse en juego. Se puede seguir estudiando, pero la realidad nos reclama actuar.
El cerebro humano en la mayoría de las personas, actúa de manera cortoplacista y lo gobierna el mecanismo de supervivencia y la consecuencia es que secuestrado por este instinto de supervivencia se pierde de vista las consecuencias a futuro.
Infinidad de veces hemos pensado luego de situaciones críticas, cómo hubiésemos actuado diferente si habríamos podido inferir lo que ocurriría posteriormente: la relación con los hijos, pareja, colaboradores, empleo, empresa, compras, ventas, activos financieros, etc.
La urgencia nos secuestra. Es por ello que necesitamos saber que esta terrible pandemia culminará. Resulta importante conectarnos con nosotros y el día después.
Podemos llamarlo visualización, escenarios posibles…a mí me interesa plantearlo de la siguiente manera:

  • Cómo me gustaría recordar lo que hice durante la pandemía
  • Cómo actué
  • Quién me gustaría ser
  • Cómo me interesaría ser visto en todas las áreas de mi vida

Esta proyección es enriquecedora, positiva, constructiva y además nos saca de un presente agotador y angustiante.
En este momento de confusión, aquellos que puedan tener más claridad y la visión de futuro, son los que encontrarán el mejor espacio personal y profesional cuando esta situación disminuya o acabe.

Todo lo que sabemos sobre el liderazgo y sus variables exige acción. 
En momentos críticos, más que nunca, se requieren acciones de liderazgo. Entonces además de hablar de liderazgo es necesario poner en práctica lo que se necesita.
Cuando todo esto pase (antes o después) una de las variables que más van a quedar en el registro de las personas es: qué hizo cada uno. 

Esto implica:

  •  Se quedó esperando
  • Observó con pasividad
  •  Fue un espectador/a de la realidad
  • Actuó para si
  • Esperó que otros propusieran
  • Fue una víctima más de las circunstancias 
  •  Escuchó, miró, opinó
  • Entró en depresión, tristeza
  • Se abandonó


ACCIONES CONCRETAS DE LIDERAZGO

Todos nosotros registraremos consciente o inconscientemente qué hemos hecho y cómo han actuado los demás, pero sobre todo los que nos rodean, su mirada y  la percepción que tendrán de nosotros.

   Aquí quiero reforzar el concepto central  

                                   Supervivencia       +         Trascendencia

                                           YO                   +      YO  +  LOS OTROS

Es el momento de acordarse de las indicaciones antes del despegue en los aviones: 
"las mascarillas caerán en el caso de despresurización": "primero uno e inmediatamente después ayudar al otro".
Primero uno, porque de lo contrario no podemos contener a los demás...es importante aunque parezca obvio recordar la frase  completa...para después ayudar al otro.

"Autoliderarse es el principio básico para poder liderar, conectar empáticamente y colaborar con los otros".

Cuando utilizo la palabra "liderar" intento decir, que liderar no solo aplica al mundo organizacional y que tampoco se limita a tener personas a cargo:
Lideramos objetivos, metas, proyectos personales, propósitos, ideas, deseos, valores.

Liderazgo en acción es proponer, hacer, actuar, ayudar a que otros se pongan en movimiento…con cuarentena o sin ella, movimiento de ideas, movimiento que genere más movimiento en uno y los otros…ayudar a construir una imagen de futuro posible. 

Hay tantos ejemplos grandes y pequeños en la historia, sobre personas que movieron a la gente  a actuar, resistir, avanzar, poder mirar con posibilidades al futuro...aunque ese presente no diera indicios de posibilidad.

Después que todo esto pase, los demás sabrán en qué categoría situarnos: 
"entre los que hicimos o los que solo esperamos".

Los demás pueden ser: hijos, pareja, familia, amigos, colegas, clientes, colaboradores, empleados, jefes, socios…todos los otros.
Existe una variable indispensable para definir cómo queremos ser para nosotros y los demás:
  • Una manera de describirlo puede ser "visualización de futuro"
  • También podemos pensarlo imaginando que  cuando esto termine ¿cómo vamos a reconstruir desde nuestro lugar lo que se necesite?
  •  Imaginar diferentes escenarios posibles
  • Con qué autoridad moral voy a hablar, proponer, decir, pedir, ordenar

Liderando el presente y el futuro
LOS CLIENTES   (INTERNOS Y EXTERNOS)
 
Actualmente estamos observando el comportamiento de muchas empresas, jefes, profesionales, proveedores y otros que no aprenden de la experiencia. 
En un rapto de supervivencia destratan a sus clientes, colaboradores…y olvidan que cuando esto termine o mucho antes, los afectados que tienen memoria se cobrarán el maltrato.
Lo harán de muchas maneras, en forma directa y también en otros casos indirectamente: con falta de compromiso, no colaboración, indiferencia…abandono.
Es un buen momento para la reflexión: si la empatía no surge por desarrollar valores, por lo menos es bueno que se pueda registrar que la memoria y el cerebro recordarán lo que podemos llamar memorias de dolor y actuarán en consecuencia.

Es un buen momento de no esperar que otros actúen primero, es una oportunidad para liderar con acciones de liderazgo activo la puesta en movimiento de las mejores prácticas.

LIDERAZGO ACTIVO Y PRESENTE

Está crisis no es definitiva
No se puede cambiar el hecho de que ocurran situaciones altamente estresantes; pero sí se puede cambiar la forma en que se interpreta esta situación y cómo responder ante ellas. Puede intentarse el ver más allá del presente y visualizar que todo puede ser  mejor en el futuro.
Aceptar que el cambio forma parte de la vida
Es posible que por estas situaciones adversas, ya no se puedan alcanzar algunas metas. Aceptar las circunstancias que no se pueden cambiar puede ayudar a centrarse en las circunstancias en las que sí es posible generar modificaciones
Idear nuevas posibilidades practicables
En lugar de centrarse en tareas que parecen imposibles de realizar, preguntarse: "¿Qué que puedo lograr hoy, que me ayude a avanzar en la dirección en la que quiero ir?"
Actuar con decisión: "El coraje no requiere valentía"
Enfrentar las situaciones adversas tanto como sea posible. Actuar con determinación en lugar de distanciarse de los problemas deseando que simplemente desaparezcan.
Buscar oportunidades para conocerse mejor: "Autoconocimiento"
Muchas veces, las personas aprenden algo nuevo de sí mismas. Las personas que han sufrido situaciones adversas, han afirmado que tienen mayor sentido de fortaleza personal, incluso cuando se sienten vulnerables les surge una mayor resiliencia.
Cuidarse
Prestar atención a las propias necesidades y sentimientos. Cuidarse con consciencia ayuda a mantener la mente y cuerpo en mejores condiciones para atravesar situaciones que requieran la capacidad para estar presente.
Establecer vínculos con otras personas
Intentar incluir a los otros. Aceptar y brindar ayuda y apoyo a otras personas.  Ayudar a otras personas cuando atraviesan momentos difíciles beneficia también a quien brinda la ayuda. Esta ultima afirmación no es un cliché. La empatía comprensiva amplia los limites de la consciencia.

Conectar...


A medida que vamos madurando se nos impone la lógica de la inteligencia emocional. La misma nos planteá que el desarrollo de nuestro potencial y la capacidad de aprender, reaprender y abandonar la inflexibilidad nos abre posibilidades y alternativas.
Incluir y ampliar la idea del comprender sin obligación de aceptar. 
Intentar no aferrarnos a lo conocido. 
Evitar permanecer en la angustia que nos genera la momentánea pérdida de control.

Una variable central es identificar las formas que pueden llegar a funcionar bien para cada uno de nosotros, esta posibilidad es parte de la propia estrategia personal para fomentar la capacidad del autoliderazgo. 

Autoliderarse es el principio básico para poder liderar y conectar empáticamente con los otros.

Deseo culminar  reforzando la idea central de este escrito:

La pandemia va a concluir, invito a proyectarnos en el día después.
Para conectarnos con ese día después, es imprescindible activarnos hoy...cada uno con sus posibilidades y el propio potencial de trascendencia.


lunes, 8 de abril de 2019


Gunthard Weber (y 2): constelaciones que no lo son, intervenciones sistémicas y el lugar del facilitador


Ayer noche Bob Dylan tocó en directo en San Sebastián. Según me cuenta mi amigo Paco, que acudió presto a escucharle a la plaza de toros de Illumbe, eso fue lo que hizo literalmente. Ni un hola, ni un adiós, ni un comentario, ni la más mínima relación con el público que no pasara por sus canciones.
Hace unos años tuve oportunidad de escuchar en Bilbao a otro de los grandes de la música, Van Morrison. Y más de lo mismo. Salvando una buena bronca que le echó en pleno escenario a uno de sus músicos, ni una palabra dirigida al público entregado que le fue a escuchar.
Lo de Guntard Weber no es la música sino la consultoria y la psicoterapia, aunque incluso nos cantó en más de una ocasión. También supera los 70, como los dos primeros. Y, al igual que ellos en la música, es el pionero de un estilo de trabajo en las organizaciones utilizando las constelaciones. Sin embargo, su actitud, su manera de estar no puede ser más opuesta. En continua interacción con quienes le escuchábamos, nos hizo sentir especiales. Cuidados y respetados. Fue un placer experimentar su inmensa humanidad, más allá de la “música” que tocaba, y mira que toca bien. Su sabiduría se hizo mucho más grande con su humildad.
En el anterior post daba algunas pinceladas de la primera jornada del taller que ha impartido en Bilbao de la mano de Emana. Continúo con ideas que me llegaron de la segunda y última.
Gunthard, que impartió en taller en alemán con una extraordinaria traducción consecutiva al castellano, nos explicó que la palabra que denomina a las constelaciones en ese idioma (el primero en que se definieron como concepto) significa “poner en el espacio”. Fue en su traducción al inglés cuando se utilizó “constelation” y a continuación en castellano, adoptando la referencia inglesa, en lugar del original alemán. Total, que hemos acabado con un termino con connotaciones exotéricas para un concepto mucho más fenomenológico, descriptivo de lo que se hace cuando “constelamos”: colocar a elementos en el espacio, generando una configuración espacial de la imagen que tiene el cliente del asunto que quiere trabajar.
También me pareció clave, especialmente viniendo de la persona que inició la utilización de las constelaciones en la organizaciones, su diferenciación clara entre enfoque sistémico y constelaciones. Para Weber, las constelaciones en sí mismas no son sistémicas. Son un instrumento que se puede usar desde un enfoque sistémico o no. En concreto, para él, la forma en que Hellinger las utiliza no refleja un planteamiento sistémico.
La teoría sistémica, abundó, trata de las relaciones de los elementos del sistema y su reciprocidad. De patrones que se repiten, de procesos circulares recurrentes en el sistema. El contructivismo le añadió la referencia al observador. Las cosa son como las observamos, no las observamos como son. Desde ese marco teórico se fue desarrollando la terapia sistémica y la consultoría sistémica. Autores como Maturana y Varela, Bateson, Luhmann, la escuela de Palo Alto, la de la terapia familiar de Milan,…. Son un conjunto amplio de desarrollos teóricos y meteorológicos que caracterizan la manera de intervenir sistémica. Y desde ella se pueden utilizar las constelaciones o no, es decir, hay intervenciones sistémicas sin utilizar la herramienta de las constelaciones. Y, a su vez, utilizar una constelación no es en sí mismo indicativo alguno de que el facilitador esté trabajando desde un enfoque sistémico.
Más allá de sus palabras, resultó muy instructiva la manera de estar de Weber cuando trabajaba con los clientes que trajeron casos al taller. Sin embargo, también las palabras que utilizó para explicarlo fueron clarificadoras: es necesario centrarse siempre en la pregunta que el cliente ha planteado, en lo que es su interés. El facilitador tiene que vigilar su curiosidad, que le puede llevar a explorar caminos que no aportan a la pregunta que el cliente ha planteado. Así mismo, hay que estar atento a no inventarse nuevas preguntas, nuevos problemas, que el cliente no ha formulado. Como diría Georg Senoner, bastante problema tiene ya el cliente como para que nosotros le planteemos otros nuevos.
Subrayó la importancia de sentir amor, al menos simpatía por el cliente. Mirarlo en su singularidad, en lo que tiene de único. Centrarnos en lo que hay en él que está esperando para realizarse, para desarrollarse. Esa actitud sincera y sentida, fortalece al cliente y le hace sentirse reconocido y, desde ahí, puede llegar a abrir su alma.
Así mismo, cuando el facilitador aconseja ha de tener cuidado de no posicionarse demasiado al lado de los cambios. Inclinarse en exceso en esa dirección puede llevar al cliente, en una reacción muy sistémica, a rechazar con más fuerza los cambios. Siempre hay que preguntarse si es el momento de los cambios o hay que esperar aún un poco. Y en ese marco, dar un mensaje explícito de respeto y de aceptación a que el cliente se quede donde está.
Cuando sientes que tiene que esforzarte mucho para provocar el cambio ten cuidado, eso es ya una señal de que quieres algo diferente a lo que quiere el cliente. Y será una buena idea volverte a preguntar a ti mismo qué es lo que quiere el cliente.

martes, 3 de julio de 2018


DESARROLLAR LA RESILIENCIA

1. Establecer vínculos con otras personas
Es importante tener una buena relación con familiares cercanos, amigos y otras personas. Aceptar ayuda y apoyo de aquellas personas que se preocupan por ti y que están dispuestas a escucharte fortalece la resiliencia. Para algunas personas, ser miembros activos de grupos cívicos, organizaciones religiosas o cualquier otro grupo local brinda apoyo social y puede ayudar a recuperar la esperanza. Ayudar a otras personas cuando atraviesan momentos difíciles también puede beneficiar a quien brinda la ayuda.

2. No considerar que la crisis es un problema insuperable
No puedes cambiar el hecho de que ocurran situaciones altamente estresantes; pero sí puedes cambiar la forma en que interpretas estas situaciones y cómo respondes ante ellas. Trata de ver más allá del presente cómo las circunstancias pueden ser un poco mejor en el futuro. Observa las formas, aunque sean leves, con las que ya te sientas un poco mejor a medida que atraviesas situaciones difíciles.

3. Aceptar que el cambio forma parte de la vida
Es posible que, por situaciones adversas, ya no se puedan alcanzar algunas metas. Aceptar las circunstancias que no se pueden cambiar puede ayudarte a centrarte en las circunstancias que sí puedes modificar.

4. Avanzar hacia las metas
Traza metas posibles. Haz algo de forma regular, aún si parece un logro pequeño, que te permita avanzar hacia tus metas. En lugar de centrarte en tareas que parecen imposibles de realizar, pregúntate: "¿Qué cosa sé que puedo lograr hoy y que me ayude a avanzar en la dirección en la quiero ir?"

5. Actuar con decisión
Enfrenta las situaciones adversas tanto como te sea posible. Actúa con determinación en lugar de distanciarte completamente de los problemas y el estrés, y desear que simplemente desaparezcan.

6. Buscar oportunidades para conocerse mejor a uno mismo
Muchas veces, las personas aprenden algo nuevo de sí mismas y se dan cuenta de que han crecido en algún sentido, como consecuencia de su lucha ante las pérdidas con las que las enfrenta la vida. Muchas personas que han sufrido tragedias y situaciones adversas han afirmado que tienen mejores relaciones, mayor sentido de fortaleza personal, incluso cuando se sienten vulnerables, una autoestima más alta, espiritualidad más desarrollada y aprecio más intenso por la vida.

7. Cultivar la confianza en tu capacidad para resolver problemas y confiar en tus instintos te ayudan a desarrollar la resiliencia..
Cultivar la confianza en tu capacidad para resolver problemas y confiar en tus instintos te ayudan a desarrollar la resiliencia.

8. Poner las cosas en perspectiva
Aún cuando afrontas situaciones muy dolorosas, trata de ver la situación estresante en un contexto más amplio y mantén una perspectiva a largo plazo. Evita exagerar la situación.

9. Mantener una actitud positiva
Una actitud positiva te permite esperar que pasen cosas buenas en tu vida. Trata de visualizar lo que quieres, en lugar de preocuparte por lo que temes.

10. Cuidarse
Presta atención a tus propias necesidades y sentimientos. Realiza actividades que disfrutes y que te relajen. Haz ejercicio físico de forma regular. Cuidarte te ayuda a mantener tu mente y cuerpo en excelentes condiciones para atravesar situaciones que requieran tu capacidad de recuperación.

Otras formas...
Otras formas de fortalecer la capacidad de recuperación pueden ser útiles. Por ejemplo, algunas personas ponen por escrito sus pensamientos y sentimientos más profundos en relación con situaciones estresantes o traumáticas que vivieron. Lo ejercicios espirituales y de meditación ayudan a algunas personas a establecer vínculos y recuperar la esperanza. Lo importante es identificar las formas que pueden llegar a funcionar bien para ti como parte de tu propia estrategia personal para fomentar la capacidad de resiliencia.

viernes, 13 de octubre de 2017


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ENTREVISTA DE LA SEMANA ] Conversamos con Ruben Szych  Acerca de: “Configuraciones organizacionales y asesoría sistémica". Nos contó de sus inicios y cómo fue descubriendo su pasión por la educación y la organización de grupos. Mirá el video hasta el final y compartilo con tus colegas y amig@s. #GraciasPorSerParte de Qué Querés Que Pase? 😉

lunes, 25 de septiembre de 2017

LA IMPORTANCIA DE "LO OBVIO"








Trabajando como coach, colaborando con profesionales de diferentes niveles jerárquicos, aprendí que no debo dejar de lado lo aparentemente obvio.

En un comienzo surgió  por casualidad, luego progresivamente incluí la obviedad como elemento central en el proceso de desarrollo y mejora de mis clientes.

Descubro que en muchos campos de la vida "lo obvio" es desestimado, quizás porque en los tiempos que vivimos nos damos poco tiempo para preguntar e indagar proactivamente. No solo en lo laboral, también en lo privado con la pareja, hijos, amigos.

¿Obvio para quién? por supuesto que primero para mí. Los supuestos y los juicios fueron sin intención un obstáculo que posponía la solución. Suponía erróneamente que una persona con una carrera profesional significativa, en muchos casos con varios años de terapia, incluso habiendo pasado por procesos de Coaching, debía ya saber algunas cuestiones que desde mi lógica eran elementales. Falsa creencia.

Similar falsa creencia que tiene un cliente, cuando me explica alguna situación laboral, que para él es elemental, por ejemplo: un tema relacionado con la química o la ingeniería y supone que lo entiendo en su primera enunciación.

Descubro cada vez más que para llegar a lo que yo llamo obviedad, desentrañarla y poder ayudar y hacer insight con la situación, se requiere previamente haber podido penetrar en la complejidad y aplicarse en la didáctica de la simplificación. 

Cuando vuelvo sobre la palabra "obvio", quiero expresar con la misma, la posibilidad de detenerse y antes de meternos en lo complejo, poder preguntar y preguntarnos sobre lo que está primero en la secuencia, por ejemplo: ¿cuánto hace que no salís solo con tu hijo? ¿Antes de este conflicto aquí en la empresa, paso algo en tu vida familiar? Los errores que estas cometiendo son graves ¿Te gusta lo que estás haciendo? ¿Estas dedicando un tiempo exclusivamente para vos?...

Lo que planteo es posible, cuando conectamos con un espacio que Daniel Goleman describe como el tercer nivel de la empatía, al que él llama 
 "la compasión" o empatía compasiva y aclara que no tiene nada que ver con la lastima. 

Este espacio en la mayoría de nosotros es un proceso en construcción, que tiene como resultado el poder establecer un contacto interpersonal comprometido, que atraviesa el entender y el sentir, para ingresar al mundo del "hacer con el otro", "junto al otro", hasta tanto pueda desplegar su potencia y llegar a la solución.

Dentro de esta concepción "lo obvio" cobra un profundo sentido en el "darse cuenta". Desde mi experiencia, permite construir una metamirada de lo que le ocurre, dando sentido, comprensión y posibilidades de acción en relación al tema que llevó al cliente a pedir ayuda.